El Siula Grande es una montaña de la cordillera del Huayhuash, en los Andes peruanos, con una cima situada en los 6.344 m. Su cara este es una impresionante pared calcárea de más de 1.300 metros de desnivel defendida por un acceso muy complejo por terreno glaciar. Las dimensiones y dificultades de la pared, unidas a lo complicado de la aproximación explican por qué se mantenía virgen.
La primera ascensión al Siula Grande tiene 80 años de historia. Corrió a cargo de una expedición alemana, que alcanzó la cumbre el 28 de julio de 1936 por la arista norte. Aunque la ascensión que hizo famosa a esta montaña entre la comunidad alpinística fue la primera de la cara oeste, por Joe Simpson y Simon Yates en 1985 y que estuvo envuelta por la épica. El libro que Simpson escribió al respecto, Tocando el vacío, es uno de los clásicos de la literatura de montaña.
Le bruit des glaçons
Después de observar con atención la pared durante unos días, los miembros del Grupo Militar de Alta Montaña francés Max Bonniot y Didier Jourdain se metieorn en la ruta el 21 de agosto. Las dificultades empiezan desde el primer largo, aunque la belleza de la montaña y sus relieves permiten una progresión sostenida por la roca. Sin embargo, esa misma tarde, la meteorología se degrada. Tras esperar esa noche a una mejoría, al día siguiente decidieron descender a la seguridad del campo base.
Con unas previsiones más optimistas, la cordada volvió a la pared el 24 de agosto. Después de unos 200 metros de ascensión, la roca dejó paso al hielo. En la cima de una formación de nieve y hielo desplomado que llamaron la Casquette, situaron su primer vivac y comprobaron que por encima se extendía una línea lógica que parecía llevar hasta la cumbre.
Lógica no significa fácil, y la pared no siempre ofrece pasos evidentes a los alpinistas. La segunda jornada de ascensión llegó con un aumento de las dificultades y de la navegación, hasta una pequeña plataforma donde instalar un vivac precario.
El 26 de agosto por la mañana, Max Bonniot y Didier Jourdain se dedicaron a escalar una roca caliza perfecta, que permitió buenos emplazamientos para sus seguros. A mediodía, se situaban a media ascensión, en la cota 5.700 m, donde termina el triángulo rocoso y empieza la arista sureste. «Una segunda ascensión empieza aquí», comenta Max Bonniot.
Esta gran arista ofrece pendientes de nieve y hielo malo, que exigen una escalada laboriosa y física. Amenazados por una tormenta prevista para la tarde siguiente, avanzan sin descanso hasta la base del hongo somital, a la que llegan a las 21 horas. Aprovechan una grieta a 6.200 m para tallar un vivac ideal.
La perspectiva de las precipitaciones recomienda madrugón y a las cinco de la mañana ya están en marcha para el día de cumbre. A las ocho alcanzan los 6.344 m de la cumbre. «La euforia de la cima me hace aflorar la sonrisa a los labios, la emoción es fuerte por el hecho de estar aquí los dos. Panorama idílico, nada de viento, no lo podíamos haber soñado mejor«, apunta Bonniot.
Unos minutos más tarde, ambos emprenden el largo camino del descenso de los 1.400 metros de la vertiente. Tras un último vivac por encima de la parte rocosa, completaron el camino hasta el campo base a las dos de la tarde del día siguiente, 28 de agosto. El resultado de la aventura fue bautizado como Le bruit des glaçons, «en referencia a nuestro campo base, sacudido por las demasiado numerosas caídas de seracs de la cara norte del Siula Grande».
Genial … gracias chicos me he muerto de envidia .. vaya roca se ve ahí.