Situados en la frontera entre Alemania y Austria, los montes del Karwendel no ofrecen grandes altitudes, pero sí pueden ser escenario de enormes aventuras alpinísticas. Lo demostraron días atrás los alemanes Martin Feistl y David Bruder, con su apertura de Stalingrad, una vía extrema de 1.000 metros de recorrido (unos 740 m de desnivel) y dificultades que alcanzan grados de M8 y WI7.
La primera ascensión se llevó a cabo en 15 horas del tirón (otras cuatro horas de rápeles) y sin trabajar previamente la ruta. El corredor entre el Grubenkarspitze (2663m) y el Plattenspitze (2492m) por el que se eleva ya había recibido un antiguo intento en 1992 a cargo de Franz Prechtold y Frank Weiser, que terminó en una épica retirada tras una caída del segundo de ellos. David Bruder lo exploró por primera vez en abril de 2016 y lo intentó dos veces con Florian Huebschenberger en marzo de 2018. Las condiciones que se encontraron en diciembre de 2020 fueron completamente diferentes, con menos nieve y hielo bastante bien formado.
Alternativa para el confinamiento
Martin Feistl y David Bruder iniciaron su 2020 con dos extraordinarias repeticiones en el grupo Sella de Dolomitas: Pandora y Cold fusion. El pasado mes de noviembre, ampliaron su lista de ascensiones remarcables en un año tan extraño como este con la primera repetición y liberación de Sagzahn-Verschneidung (800 m, M6, WI6) de David Lama en Valsertal.
A finales de diciembre, con un confinamiento más estricto en Alemania por la tercera ola de la pandemia de coronavirus, tuvieron que buscarse una alternativa más cercana a sus casas. De ahí que pusieran su atención en ese viejo proyecto del Karwendel.
Dos aficionados al límite
David Bruder y Martin Feistl se definen como “alpinistas aficionados” y reconocen que Stalingrad puso sus capacidades al límite. Martin escribe que “esta línea ha sido mi escalada más impresionante, que ha puesto a prueba mis límites físicos y mentales de una forma tan despiadada e incalculable que espero no volver a tropezar tan cerca del límite que a menudo vemos entre los deportistas extremos y del que suelen darse cuenta demasiado tarde”.
Los 17 largos de Stalingrad poseen una tendencia general hacia la protección escasa, que David Bruder compara con la clásica Beyond good and evil, de Mark Twight y Andy Parkin en el macizo del Mont Blanc (1992), y para la que apela a cualidades como la iniciativa y la creatividad.
Columnas de hielo, techos de roca…
La descripción de la ruta incluye todo tipo de dificultades en hielo y roca, con algo de nieve. Las más acusadas se concentran en el tramo intermedio de la ruta y justo al final. El L5 (50 m, WI7, M6) está formado por una aérea columna de hielo, que conduce a una chimenea y un diedro; el L8 (60 m, M8, 60-75º hielo/nieve) recorre un techo de roca antes de subirse por una sección de hielo; y el L16 (20 m, M7) presenta una pared rocosa con un desplome justo debajo del pilar final.
Los rápeles del descenso tampoco tienen desperdicio, gracias especialmente a los tramos desplomados, que obligan a estar atentos y continuar con los piolets bien a mano. Para añadir salsa a la receta, para completar la actividad sin tener que cargar material de vivac hay que mentalizarse en empezar a escalar antes de la salida del sol y alcanzar la cima de noche cerrada.
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