La sala de ensayos del modernista Palau de la Música Catalana de Barcelona ofrece un ambiente de calidez e intimidad de lo más adecuado para una charla sincera con Kilian Jornet. El hiperatleta montañero catalán hace gala de sencillez en su discurso y claridad en sus respuestas. Sabe lo que quiere y lo transmite con seriedad pero sin renunciar a la parte de sueño de su proyecto Summits of my Life.
Presenta la primera película de la serie, A fine line, que repasa su trayectoria de 2012 con especial hincapié en los desafíos de las dos travesías al Mont-Blanc con un recuerdo emocionado para Stéphane Brosse. Es un homenaje al ídolo, al maestro, que perdió la vida en un accidente mientras ambos intenteban completar la travesía integral del Mont-Blanc de este a oeste a través de los cuatromiles.
Primero habla él, para después dar paso a las preguntas. A continuación, la transcripción de sus palabras:
Recuerdo para Stéphane Brosse
En la película se pueden ver las dos travesías al Mont-Blanc, una de este a oeste por los cuatromiles y la otra de sur a norte pasando por una vía de escalada hasta la cima del Mont-Blanc y bajando a Chamonix. En la primera travesía, desgraciadamente tuvimos un accidente y evidentemente eso se tenía que intentar reflejar también en la película: que la montaña nos trae momentos de placer y felicidad, pero que también tiene unos riesgos, unos peligros y que no todo es bonito. Y la segunda travesía consistía en unir las dos ciudades de Chamonix y Courmayeur que son lasdos ciudades en las que nació el alpinismo, donde se desarrolló, y creíamos que la idea de unirlas era un muy buen principio para este proyecto.
Proyecto Summits of my Life
El proyecto tiene una duración de 4 años, como ya dijimos cuando lo presentamos en primavera, y se trata de ir consiguiendo las cumbres de los diferentes continentes, siempre con la misma filosofía, es decir, yendo muy ligeros, siempre con el mínimo equipo y de la manera más rápida. El año que viene será el de las cumbres europeas, el Elbrus, el Mont-Blanc y el Cervino; el año siguiente, América, con el Aconcagua y el McKinley, y después iremos hacia el Everest.
Creo que es un seguimiento bastante lógico, a nivel de altura, a nivel de compromisos técnicos, y que también será un aprendizaje. Evidentemente, este proyecto, no tendría ningún sentido sólo para batir récords, sino que lo interesante es ir aprendiendo cada vez nuevas cosas y compartirlas con amigos, con gente a la que quiero. Esto le da más valor y personalmente me hace sentir mejor.
Película y Amigos de Summits
A nivel de financiación de todo el proyecto de película, para que pudiera ser lo más rápido posible y no tener a nadie encima que pusiera condiciones, hemos decidido hacerlo a través de la venta de película, del DVD, de las descargas y también de los Amigos de Summits, que es toda la gente que asume una carta de valores, que son los valores que yo siento para ir a la montaña y los valores que queremos transmitir durante todo el proyecto, tanto en la película como yo corriendo en el día a día. Los Amigos de Summits recibirán el DVD, una camiseta y otras cosas, y de esta manera iremos financiando el proyecto. El DVD está a punto de terminarse, y se pondrá a la venta en tiendas de Catalunya y también por la página web.
Road-trip europeo: Elbrus, Mont-Blanc, Cervino
Repasando los proyectos, de cara al año que viene sería un road-trip, cogiendo la furgoneta para ir hasta el Elbrus. La cima más alta del continente, una montaña en la que todavía no he decidido si ir con esquís o a pie, eso lo decidiré cuando llegue allí, viendo las condiciones. Después, el Mont-Blanc, donde intentaré hacer el récord desde Chamonix, que es un récord que dura desde hace 20 años y es bastante duro. Y sobre todo, el récord del Cervino que, viendo el compromiso técnico que hay, creo que es el más complicado seguramente de todo el proyecto, porque hay que tomar algunos riesgos, en la bajada sobre todo, para batir el récord de Bruno Brunod, que es un récord muy importante.
Después, McKinley queda bastante lejos y todavía no he decidido si ir en esquís o a pie… Es una montaña muy extrema a nivel de condiciones; en 10 minutos puede pasar de hacer buen tiempo que allí puede ser estar a -20ºC y con un viento de 50-80 km/h a hacer mal tiempo, que es realmente pasarlo muy mal. Esta es la principal dificultad de esta cumbre. El Aconcagua es un pico técnicamente fácil, pero tiene la altura.
Después, el Everest lo veo muy lejos todavía, pero será cuestión de ir preparándose durante estos años y hacer alguna expedición antes para saber cómo voy a 8.000 metros.
Respecto al Everest
Respecto al Everest, ¿en qué estilo lo quieres abordar, un estilo ligero, estilo alpino…?
Queda muy lejos y todavía tienen que pasar muchas cosas antes, pero para mí no tendría sentido ir por la ruta normal. No por la ruta misma, sino porque hay cuerda fija y muchas expediciones, con lo que te encuentras el camino muy hecho… o ir con oxígeno, que es doping. No tendría sentido ir y hacer el récord yendo enganchado a la cuerda con un jumar y enchufado al oxígeno. Los próximos años iré al Himalaya también para ver las rutas también… hay desde un Norton a un Hornbein, desde una ruta en la cara norte, que son rutas que al haber menos gente están menos equipadas y se puede ir de manera más ligera.
Mi idea no es hacer rutas muy técnicas. Yo no soy un alpinista con grandes capacidades técnicas como podría ser Ueli Steck o Simone Moro o gente así, sino que a mí me gusta ir a rutas medianamente técnicas en las que se puede ir rápido, que se puede escalar fácil sin cuerda y con el mínimo material posible. En el Everest, la idea es hacer lo mismo por una ruta que no sea extremadamente técnica pero sí que se pueda subir y bajar con el mínimo material posible, que evidentemente no son unas zapatillas y un pantalón corto sino que ya será una bota más caliente y ropa de plumas para protegerse del frío. Pero ya se ha demostrado hace muchos años que para hacer ochomiles no se necesita montar tantos campos, no se necesitan cuerdas fijas, escaleras ni oxígeno. Hace más de 30 años que Messner lo subió solo. Es un contrasentido que cada día se lleve a más gente de una manera más artificial, en lugar de una manera más ligera y más natural.
¿Descartas subir por la cara sur?
No está descartado del todo, pero creo que si se va por la cara sur no se puede ir en plena temporada y eso sí que es un impedimento, porque hace que al ir tanta gente es imposible ir con esta filolsofía, y fuera de temporada las condiciones meteorológicas son muy duras, con el Monzón… Por eso la cara norte, por rutas asequibles, da más juego.
¿No crees que hay cierto riesgo que el hecho de ir a la montaña a conseguir récords se esté convirtiendo en un circo? ¿Cómo evitar que no se confundan los valores con los que tú planteas?
Si nos fijamos, la gente que hace actividades interesantes –ahora acaba de salir que Denis Urubko irá a hacer una expedición al Triángulo del Everest de la cara sur, muy difícil técnicamente y para mí una de las mejores del año- irán con el mínimo equipo posible, incluso sin teléfono satélite… La imagen de hoy en día es ‘si tienes un sueño, no lo busques, cómpralo’, y la gente va al Everest porque lo compra. Yo creo que si quieres ir, tienes que entrenar e ir cuando estés preparado. Yo no sé si estaré preparado de aquí a tres años, si mi aclimatación, si mi recorrido en montaña hasta entonces me lo permitirá, pero me parece más interesante todo este recorrido que decir ‘quiero batir un récord y ponemos todos los medios para batirlo’.
Creo que lo que queremos transmitir es precisamente esto. Si hubiera querido alimentar esta otra imagen hubiera dicho, ‘me voy a la cara sur, cuerda fija de arriba abajo, con un jumar’ y eso sí que es un circo. Pero de la manera en que lo queremos hacer –y en la película se ve- queda claro que se toman riesgos y tienes que ser consciente de esos riesgos y de que las cosas pueden ir bien o mal. El problema es que la gente no quiere ver esto, lo quiere esconder y es por esto que en el Everest o en el Mont-Blanc pasa lo que pasa. Yo vivo en Chamonix y cada día ves a mucha gente que lleva muchísimo material pero que no está nada preparada, y que llevan unas bolsas y están vomitando y no están bien. Y te dicen ‘es que llegué ayer de Inglaterra y, como no tenemos muchos días, hoy hemos subido hasta aquí… Realmente, hay una falta de preparación en este sentido.
El Matterhorn, ¿lo subirás por la Hörnli?
Al Matterhorn iré por la Lion desde Italia. De hecho, el récord que hay actualmente es desde Cervinia y volver a bajar, que lo tiene Bruno Brunod y seguiré la misma ruta, que además me parece más estética
Respecto al Everest, ¿hasta qué altura has subido en otras montañas? ¿Te has hecho algún tipo de estudio fisiológico para ver cómo te puede responder el cuerpo a la altura?
Para el Everest queda mucho. La mayor altura que he subido hasta ahora son 6.300 m o 6.400 m en Argentina, y hasta allí no he tenido nunca problemas de altura, he podido correr bien. Después, evidentemente, las cosas cambian mucho en dos fases: una en los ochomiles bajos y otra en los ochomiles altos. Hacia los 8.200 m hay otra barrera. Te puedes hacer muchos estudios, pero hablando con la gente que va a menudo dicen que depende del día, que hay días que te puedes encontrar bien y días que no. Hay gente que ha hecho muchos ochomiles y que un día llegan a uno y ven que la aclimatación no es buena y hay veces que te puedes encontrar muy bien. Hasta 5.000 o 6.000 m dependes mucho de la aclimatación genética y en grandes alturas dependes mucho de la aclimatación del momento, de cómo estás fisiológicamente en ese momento. Es decir, ahora podría hacerme un test y quizás mañana estoy bien, pero de aquí a un año han cambiado algunas cosas y no tiene sentido. Lo que sí hay que hacer es alguno antes para ver cómo van las cosas.
¿Qué récord del Everest tienes en cuenta?
De hecho, en el Everest podría haber tres récords. Está el de Pemba Dorje Sherpa (2004), que es con cuerda fija y oxígeno, que son ocho horas de subida y no hizo la bajada, y que para mí no tendría sentido. Está el de Marc Batard (1990), que está creo en unas 23 horas y me parece que sí hizo subida y bajada sin oxígeno, aunque con cuerda fija. Y después están Troillet y Loretan (1986) que hicieron el Hornbein subiendo y bajando en 48 horas y lo hicieron en estilo alpino.
Yo pienso que, más que ir a hacer el récord –además porque tampoco vas a estar mirando el crono cuando estás allí subiendo, pasándolo mal-, lo que vas a buscar es hacer una ascensión rápida y lo más ligera posible. Después el tiempo ya se verá.
No sé qué cima de 8.000 metros elegirás para tener el primer contacto con el Himalaya, pero supongo que la expedición será durante 2013…
La expedición puede ser que vayamos en 2013 o puede ser que vayamos más adelante; depende mucho de permisos y condiciones del Himalaya. Tengo la suerte de contar en el proyecto con Jordi Tosas y Jordi Corominas, que son dos alpinistas muy fuertes y que conocen muy bien tanto el Himalaya como el Karakorum, tienen mucha experiencia. Como yo allí tengo experiencia cero, me dejo llevar por ellos, que digan lo que hay que hacer y cómo se ha de ir.
¿No valoráis ningún pico en particular?
Sí, a ver, las cumbres a las que normalmente se va primero son el Cho Oyu, el Shisha Pangma… Son los ochomiles bajos y más asequibles. Dependiendo de condiciones y de cómo esté cada cumbre, se valorará. Por ejemplo, el Cho Oyu este año estaba muy bien, pero al final China cerró fronteras y la gente que iba al Cho Oyu se fue al Manaslu. Después pasó lo que pasó, pero también dependes de cuestiones políticas.
Ahora que acaba el año, ¿qué valoración harías de este 2012? Alguna cruz, pero básicamente muchas caras, ¿no?
Sí, para mí a nivel personal, ha habido muchas caras. Evidentemente, la cruz, que es muy grande, es el accidente, que todavía lo tengo y no se va… Pero caras, muchas. A nivel competitivo, ha sido la temporada en la que me he encontrado mejor físicamente, también ha sido la temporada en la que he ido más desconectado seguramente: en el entrenamiento no he pensado nunca en las carreras, sino que he ido pensando en hacer mucha montaña; es el año en que más he entrenado, casi 1.200 horas. Eso ha hecho que me encontrara bien y que llegara con fuerza a las carreras. A nivel competitivo ya había conseguido todo lo que quería conseguir; me gusta mucho, y continúo haciendo carreras porque me motiva mucho y lo que me gusta es ir a una carrera y dar gas o estar con la gente que hay allí, porque al final es mi familia. Lo que me ha servido también este año para motivarme son algunas travesías que he hecho por ejemplo en el Mont-Blanc, o alguna bajada más pendiente como la que hicimos con Vivian hace un par de semanas en el espolón Migot… todo esto me motiva casi igual que las carreras. Después, vas a las carreras y es más fácil que salgan bien.