La cordillera Hayes no es el principal destino de los alpinistas que viajan a Alaska. La mayoría de ellos se decantan por el Denali, el Mt. Hunter o la zona del glaciar Ruth Gorge, pero Will Sim decidió dedicar intensivas sesiones de Google Earth a descubrir nuevos horizontes y grandes paredes por estrenar. Así fue como se fijó en el Mt. Deborah y en los 2.000 metros de su cara noroeste. Además, los relatos de la expedición de 1978 por la cara norte y de la primera ascensión de la arista este en 1982 por John Barry, Roger Mear, Rob Collister, Carl Tobin y Dave Cheesmond le motivaron a mandarle unas fotos a Jonathan Griffith, quien se apuntó a la aventura sin pensarlo.
El Mt. Deborah fue ascendido por primera vez en 1954, por Fred Beckey, Henry Meybohm y Heinrich Harrer, a través de la arista sur. Más recientemente, Elliot Gaddy, Bayard Russell y Michael Wejchert realizaron en 2013 un intento de abrir la virgen cara sur, aunque la meteorología los echó de la montaña, con temperaturas de -40ºC. Tienen previsto volver a intentarlo este año, con la ayuda de una beca Mugs Stump Awards.
Según explica Will Sim, se fueron hacia Alaska sólo con la imagen que habían sacado de Google Earth. La ligera expedición de los dos británicos tuvo un incuestionable carácter de aventura: «El viaje estuvo lleno de aventura: un temprano fracaso organizativo nos dejó inseguros de si tan siquiera íbamos a poder acceder a la parte alta del glaciar Gillam (y a la base del Deborah). Hacer autoestop Alaskan Highway arriba hasta Fairbanks con 200 kg de material. Convertirnos en mecánicos de helicóptero durante dos días antes de que el piloto nos pudiera llevar hasta la cordillera. Intentar reducir a la mitad nuestro peso para que el minúsculo helicóptero R44 pudiera despegar. Ver nuestro campo base destruido la primera noche en una tormenta que hizo que los vientos de Patagonia parecieran triviales…».
La escalada más difícil
Una vez hechos a la supervivencia en tan salvaje escenario comenzaron la ascensión: «La escalada en sí misma fue uno de los períodos de tres días más duros que ninguno de los dos habíamos pasado en las montañas, y la vertiente era indudablemente una de las cosas más espeluznantes e inquietantes en las que he estado».
Mientras cruzaban la rimaya, dos grandes avalanchas cayeron cerca de ellos, aunque no impidieron que siguieran adelante con su plan. Las avalanchas y el peligroso colapso de un hongo de nieve fueron algunos otros de los riesgos que tuvieron que asumir. Los dos protagonistas hablan de roca mala, tramos de hielo fino y de una realidad mucho más empinada de lo que parecía desde abajo. «No tengo ni idea de qué grado sería la escalada, ¡y no voy ni tan siquiera a intentar ponerle un número!», señalaba Will Sim en una entrevista publicada en la página web del British Mountaineering Council.
Para Jonathan Griffith, «la cuestión sobre esta ruta es que no hay un largo clave fácilmente definible. Creo que la ruta era más o menos como la imaginábamos: no súper técnica, pero enorme y comprometida«.
Magnifica actividad .. enhorabuena!
¡¡Como molan estas actividades!! Cuando veo a los ochomilistas jumareando como locos por las cuerdas fijas o pasando escaleras en los tramos difíciles me da dolor de corazón..