Jon Griffith había elegido el día 3 de marzo (03/03/13) para intentar enlazar tres caras norte alpinas en la zona de Chamonix. Un proyecto que el británico había querido realizar desde el intento de Colin Haley y Nils Nielsen unos años atrás. En teoría, la empresa no estaba prevista en solitario, pero su compañero Magnus Kastengren se descolgó a última hora y finalmente Griffith se encontró solo ante la Aiguille Verte, Les Droites y Les Courtes.
Así fue como inició su aventura bien temprano en dirección a la Aiguille Verte. “Andar bajo los seracs en total oscuridad siempre da un poco de miedo”, admite Griffith, que tuvo un pequeño susto inicial al romperse un puente de nieve bajo sus esquís… Las buenas condiciones en las que se encontró el couloir Couturier favorecieron su rápido avance y en un par de horas se encontraba en la cumbre de la Verte contemplando las vecinas cimas de Les Droites y Les Courtes.
Dificultades en Les Droites
Después de un descenso en esquís y una posterior travesía, Jon Griffith se encontró en la base de la Legarde Direct a la cara noreste de Les Droites. La rimaya presentaba un aspecto peligroso, y el británico tuvo la suerte de contar con el aseguramiento de Kastengren, que finalmente había acudido a prestar su apoyo. Más allá de la rimaya, Griffith se las tuvo que ver con más dificultades en forma de nueve muy profunda en la que tuvo que abrir huella, algo poco habitual en las clásicas de la zona de Chamonix. “Me encontré maldiciendo mientras cavaba un canal en la nieve y empezaba a preocuparme un poco por el tiempo”, señala el protagonista.
De hecho, sus planes iniciales pasaban por alcanzar la última cumbre, Les Courtes, con la puesta de sol y poder descender esquiando sobre una superficie relativamente blanda y no dura como el cemento en horario nocturno. “Pero mientras cavaba, fui de la esperanza de hacer Les Courtes antes de anochecer a la de empezar a escalar Les Courtes al anochecer, a la de simplemente salir de Les Droites antes del anochecer”.
Finalmente, consiguió alcanzar la arista somital y la cumbre de Les Droites, todavía de día. El descenso lo dejó de nuevo en la base de la pared con unos escasos diez minutos de sol por delante y con una decisión por tomar. “A pesar de que la Legarde me había exigido mucho más de lo previsto, no me sentía cansado; sabía que tenía más que suficiente dentro de mí para hacer otra cara norte y Les Courtes sería lo más fácil, ya que era vertical y por consiguiente no tendría que soportar mucha nieve… El único problema realmente era mentalizarme de hacerlo en total oscuridad”, eran las reflexiones de Griffith.
Hacia arriba de noche
Sin demasiadas dudas, emprendió de nuevo el camino ascendente, con el frontal ya encendido en dirección a la Suiza de Les Courtes. Tras superar la rimaya y una zona abriendo huella por culpa de las recientes purgas de la pared, Griffith entró en terreno más vertical y más rápido que le llevó hasta la cumbre en algo menos de tres horas de escalada.
Con el frío pegado en el cuerpo y unos 4.000 metros de desnivel acumulados en la mochila, en esta ocasión tomó el camino de descenso en esquís por la cara sur. El mal estado de la pendiente le obligó a tomárselo con calma e invertir tres horas y media más en llegar al refugio Couvercle, donde terminó su aventura.
