Los Wright no son un matrimonio convencional. Se definen como “escaladores alpinos casados” y sus aventuras suelen llevarles a lugares como Alaska, los Alpes, Patagonia o el Karakórum. Se dieron a conocer en la cordillera paquistaní en otoño de 2020, cuando ascendieron el K6 Oeste y realizaron la primera ascensión del K6 Central en una impresionante travesía.
Aquel mismo año, habían escalado el Cerro Torre, pero regresaron de Patagonia con la lista de tareas pendientes a rebosar. En estas fechas, no tenían pensado viajar al sur, pero el anuncio de la llegada de una excelente ventana de buen tiempo les hizo cambiar de idea. Jeff llamó a Priti a su trabajo para decirle que debían irse a Patagonia inmediatamente.
Los dos pidieron un permiso en el trabajo y viajaron desde Seattle a El Chaltén para once días, la mayor parte de los cuales pasaron en las montañas. Querían escalar las tres cumbres principales del macizo del Torre que tenían pendientes y no se les ocurrió mejor idea que enlazarlas en una sola salida.

En cuatro días consecutivos fueron escalando sucesivamente Festerville (400 m, 90º, 6c, 15L) en la arista norte de la Aguja Standhardt, Spigolo dei Bimbi (350 m, 90º, 6c, 15L) en la cara norte de la Punta Herron y Espejo del viento (200 m, 80º, 6a+, 6L) en la arista norte de la Torre Egger.
Tercera femenina de la Torre Egger
Así resumía Priti Wright su cabalgada por el granito del Torre, que la llevó a convertirse en la tercera mujer de la historia capaz de coronar la Torre Egger:
El grado, las alturas, las horas, no reflejan de forma fidedigna este tipo de aventura, igual que las líneas de la topo no explican realmente dónde ir. Escalar en Patagonia implica travesuras. Fisuras llenas de hielo y bloques sueltos que se deben escalar, placas húmedas que se deben atravesar, botas y crampones que se deben poner y sacar, petates que se deben cargar o izar, rápeles que se deben hacer, material que se debe dejar, tiempo que se debe analizar, nieve que se debe derretir, repisas de vivac que se deben aplanar, y caminos que se deben encontrar.
Hubo muchísima diversión y fue altamentes estresante. No nos paramos de mover, planear, replanear, empacar y desempacar durante esos once días.
