El 4 de abril de 2010 un pequeño equipo alemán formado por Robert Jasper, Heller Jörn y el fotógrafo de montaña Ralf Gantzhorn logró escalar una nueva ruta en la aún virgen cara norte del Monte Sarmiento hasta su cima Oeste. Situado en la inhóspita Tierra del Fuego patagónica, este pico cuenta con muy pocas ascensiones: hasta la fecha, unas 30 expediciones han fracasado en distintos intentos de alcanzar la cima. Sólo llegar a su la base ya implicó un gran esfuerzo a los alemanes. En marzo, zarparon del puerto de Ushuaia para pasar 11 días de navegación a través de las turbulentas aguas del Cabo de Hornos, hacia el norte del Estrecho de Magallanes. El campamento base se estableció en Caleta Escandallo. Después, encontrar un camino a través de la espesa vegetación y el glaciar resultó muy complicado, a lo que se unió el mal tiempo, que frustró varias tentativas.

El 1 de abril los vientos cambiaron de dirección y se pusieron de nuevo en marcha. Recorrieron la mitad de la ruta y se refugiaron en una cueva de hielo; las condiciones eran totalmente glaciares. Tuvieron suerte: a las 2 de la mañana Jasper ve cómo las estrellas aparecen entre las nubes. Rápidamente derriten nieve y comen algo. Al mediodía llegan a la cumbre, el tiempo es perfecto. Su ruta –abierta en estilo alpino– se bautizó comoLa odisea de Magallanes , dedicada a los aventureros del siglo XVIII que se aventuraron en estas montañas. En total, la ascensión les exigió recorrer una distancia de 20 km y alrededor de 3.000 m de desnivel, con dificultades de hasta WI 4+. Ida y vuelta del barco, atracado en Caleta Escandallo, a la cumbre les requirió 39 horas.
“Toda la expedición fue una verdadera aventura”, recuerda Jasper. “Las tormentas del Cabo de Hornos zarandeaban nuestro pequeño velero constantemente. Tierra del Fuego me interesaba desde un punto de vista histórico y, después de una charla que tuve con Stephen Venables, siempre había querido ir allí. Stephen alcanzó la cima Oeste del Monte Sarmiento escalando la cara sur en 1995, junto con John Rosekelley y Tim Macartney-Snape, en un expedición dirigida por Jim Wickwire. Cada cordillera plantea dificultades específicas y aunque el Monte Sarmiento es una montaña mucho más baja que cualquier cima del Himalaya, allí el clima es extremo, las tormentas furiosas, el frío intenso y la lluvia incesante. Añadir a esto el hecho de que es una región salvaje, no existe nada remotamente parecido en Europa. La vegetación es tan espesa como una pared de ladrillos y hay que sortear muchos pantanos peligrosos, así que solo para recorrer la zona de la selva necesitamos dos días. El frío extremo, el terreno vertical y la escasez de nieve nos dificultaron encontrar la ruta, pero al final tuvimos mucha suerte con el tiempo: la ventana inesperada duró 20 horas, el tiempo justo para subir y regresar de forma segura. Supongo que es una cuestión de estar en el lugar correcto en el momento adecuado, aunque no pudimos disfrutar de la cumbre ya que pesaba más la preocupación de que una tormenta se cerniera sobre nosotros en cuestión de minutos. Cosa que, efectivamente, ocurrió, pero para entonces ya estábamos de regreso y en un lugar seguro. Sí, una verdadera aventura que llegó a su fin el 10 de abril, cuando alcanzamos Puerto Natales tras otra semana navegando de regreso a la civilización”