«La ascensión soñada de ayer en el Matterhorn. Empezamos a las cinco de la mañana. Hicimos cumbre a las once. Abajo a las cinco y media de la tarde. La tormenta llegó a las siete de la tarde. Un día fantástico con la mejor compañía». Des este modo, anunciaba Jamie Andrew el pasado viernes en sus redes sociales que había conseguido escalar el Cervino. Lo que hace especial esta ascensión no es ni la velocidad, ni la dificultad, ni lo innovador del terreno o la ruta –la famosa arista Hornli–, sino el hecho de que su protagonista Jaime Andrew es un cuádruple amputado, probablemente el primero en sus condiciones en lograr esta cumbre.
El escalador escocés fue al Cervino tras una cuidadosa preparación y planificación, que le ha llevado cinco años. Iba acompañado de dos guías y usaba unas prótesis y unos bastones especialmente diseñados para suplir sus amputaciones de la mejor manera posible. «Tomo la actitud de que cuanto mejor preparado estés, más podrás reducir los riesgos que afrontes. Estoy casado y tengo tres hijos, y mi máxima prioridad es salir de la montaña con seguridad; conseguir la cumbre es un bonus», decía en una entrevista con la BBC.
Lo cierto es que ya había intentado el mismo objetivo del Cervino el año pasado, y no tuvo reparos en darse la vuelta cuando se encontraba a unos 250 metros de la cumbre, cuando comprobó que iba demasiado retrasado en referencia al horario previsto.
Cuádruple amputación por congelaciones
La vida de Jaime Andrew sufrió un enorme cambio en 1999, cuando escalaba en la cara norte de Les Droites, en el macizo del Mont Blanc. Una tormenta los sorprendió, a él y a su compañero Jamie Fisher, azotándolos con vientos de casi 150 km/h y temperaturas de -30ºC. Jamie Andrew sufrió graves congelaciones en sus extremidades, mientras Jamie Fisher no conseguía superar la situación y fallecía. Un helicóptero rescató a Andrew de la pared tras cuatro noches de mal tiempo.
Posteriormente, ya en el hospital, Jamie Andrew tuvo que ser amputado de manos y pies para evitar un choque séptico. Después de aquello, se ha dedicado a escribir y dar charlas y conferencias de motivación para que otras personas se inspiren en él y lleven sus límites más allá marcándose objetivos ambiciosos.
Como nota final, la tormenta a la que aludía Jamie Andrew en su post acabó con la vida de dos alpinistas británicos al otro lado de la montaña. Sus cuerpos fueron recuperados por los rescatadores dos días más tarde.
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mis mas alegres felicitaciones para los tres! y mi enhorabuena por la renuncia del año pasado
Un titán, claro que sí!!! Ejemplo.
Vaya crack, si señor, enhorabuena. Me sumo a la petición de retirada retirada de comentarios con contenido miserable.
«…mi máxima prioridad es salir de la montaña con seguridad; conseguir la cumbre es un bonus». «No tuvo reparos en darse la vuelta cuando se encontraba a unos 250 metros de la cumbre, cuando comprobó que iba demasiado retrasado en referencia al horario previsto». Un alpinista como la copa de un pino. Somos muchos los que tenemos mucho que aprender de individuos así…