El navarro Iker Madoz y los catalanes Marc Toralles y Roger Cararach ya se conocían desde hacía algún tiempo. Aprovecharon la coincidencia de estar todos en Perú para llevar a cabo un proyecto conjuntamente. Iker estaba de vacaciones, mientras Roger y Marc habían viajado por su trabajo como guías. Además, Marc Toralles ya se había encordado con Oriol Baró para realizar una rara repetición al Huantsán, en la Cordillera Blanca.
La cuestión es que se vieron las caras los tres en Huaraz el 17 de julio ya perfectamente aclimatados. No perdieron, pues, nada de tiempo en adaptarse a la altura. Ni tampoco en seleccionar un objetivo, que ya tenían claro: la cara sureste del Jirishanca (6.126 m). “Yo ya estuve bajo esa pared la otra vez que vine a Perú, hace cinco años, y encapricha bastante”, explica Iker Madoz, quien añade que “Roger también la conocía, y además Unai Mendía nos había hablado mucho de la vía, aunque al final él no pudo venir”.
La vía en cuestión lleva por nombre Tambo, churros y amigos y se trata de “una vía básicamente de roca, con salida final por arista de nieve –aunque eso no lo pudimos hacer debido al viento–, que fue muy bien abierta, con sólo 12 clavos y ninguna expansión en 800-900 metros de pared”, precisa Iker Madoz.
Los autores de aquella apertura fueron los franceses Didier Jourdain y Aymeric Clouet, allá por 2003. Necesitaron siete días en la pared para completar una ascensión que fue finalista en los Piolets d’Or de 2004.
Tres días de ascensión
Un par de días más tarde, el 19 de julio a mediodía, Iker Madoz, Marc Toralles y Roger Cararach comenzaron con el primer largo. La primera sección de la vía se presentó más engorrosa que difícil, por culpa del barro y la vegetación acumulados en las fisuras. “Este hecho nos hizo ir más lentos de lo esperado y dedicamos dos días enteros a abrir los tres primeros largos. Después de fijar esos tres largos regresamos al campo base a por más comida y para descansar un día antes de colgarnos en la pared”.
La madrugada del 22 de julio comenzó el intento de verdad. “Ese mismo día llegamos a R9, situado en una repisa vivac a unos 5.350 m, después de escalar uno de los largos más bonitos de la vía, de 7a y 60 m verticales de continuidad”, cuentan los protagonistas. El día siguiente, el 23 de julio, escalaron “hasta el siguiente vivac, R16 a 5.650 m, superando largos de roca de hasta 7a y A2 y tramos de nieve y hielo”. Esa parte central de la vía concentra los tramos técnicamente más difíciles de todo el itinerario.
Los metros verticales pendientes se iban reduciendo y el día 24 superaron “los tres largos de arriba de 6c verticales y de roca perfecta a más de 5.700 m y superamos sin mucha dificultad el primer techo de hielo. Encima del primer techo de hielo, a unos 5.850 m, montamos el que será el tercer vivac en una repisa de nieve. Por la tarde fijamos 120 m de cuerda para atacar sin peso el día siguiente la cima de Jirishanca. Fijamos la cuerda por encima del segundo techo de hielo, que superamos en escalada artificial”. En este punto acaba propiamente la vía Tambo, churros y amigos, que enlaza con la ruta original de la primera ascensión al Jirishanca.
Retirada sin cima
Sin embargo, las cosas no acabaron como ellos pensaban: “Después de seis días de un tiempo espectacular, el 25 de julio por la madrugada nos levantamos dentro de la nube y con fuertes vientos. Gracias al teléfono satelital, llamamos a Casa Zarela en Huaraz para saber la previsión y si merece la pena esperar un día. Después de las malas noticias sobre la previsión de viento, decidimos desmontar la cuerda fija e irnos para abajo. Nos quedamos sin cima pero con la satisfacción de haber escalado la vía. Después de más de 20 rápeles llegamos a la base y ya casi de noche al campo base. Por la mañana siguiente, ya desde la seguridad del campo base, viendo el vendaval que hay en altura nos alegramos de la decisión tomada la mañana anterior”.
“Los tres estamos muy contentos de esta primera repetición de una vía espectacular. No sólo por la pared y el entorno, sino también por el estilo de apertura que tan poco abunda últimamente. Una vía sin ninguna expansión propia. Sólo dos reuniones, una de los japoneses y otra de la aberración de vía de los italianos. Y sólo 12 pitones fijos, todos en reuniones abandonados en la bajada y ningún seguro fijo en los largos en toda la vía. Realmente muchas felicidades a los aperturistas Didier Jourdain y Aymeric Clouet por el estilo y la ética.”
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- Etiquetas: Didier Jourdain, Huayhuash, Iker Madoz, Marc Toralles, Perú, Roger Cararach
2 comentarios
Yo me quedo con la foto y la cara de felicidad q hacen los 3 chabales, ahí colgaos en el vivac! Pura vida!! Zakilari si le conoces felicitalo de mi parte. Alpinismo futurista. Esta generación esta haciendo unas cosas increíbles a nivel mundial.son irrepetibles Como dicen en las vacongadas esquerri asko Y en Cataluña: mol be nois, Astem am vusaltres
Jirishanca, la montaña del Colibrí, la gran ascensión de Toni Egger. …vaya tapia, y vaya campaña andina que lleva el Toralles.