Los alpinistas estadounidenses Graham Zimmerman (de origen neozelandés) y Chris Wright (de origen británico) han completado una exitosa expedición a las Wrangell Mountains de Alaska, con la primera ascensión de West face direct (M6, 5.10X, A2+, 95º, 1800 m) al Celeno Peak (4.083 m). Esta montaña había sido escalada por primera vez en 2013 por el local Jay Claus.
La casualidad hizo que Jay Claus fuera el piloto que trasladó a Graham Zimmerman y Chris Wright hasta el Canyon Creek Glacier, con lo que aprovecharon el viaje para recabar información sobre las mejores opciones de descenso. Era la primera vez que cualquiera de los dos viajaba a este rincón de Alaska.
Después de dos días de mal tiempo a su llegada, la previsión ofreció una ventana de una semana, ideal para lanzarse a por su objetivo: una línea directa en la cara oeste del Celeno Peak. Salieron a la 1:00 de la madrugada del 12 de mayo, tras haber esperado otros dos días a que la montaña se sacudiera la nieve recién caída.
West face direct con tres vivacs
La ruta comenzó con 600 metros de escalada sobre nieve y hielo hasta 70º, que los alpinistas ascendieron sin encordarse. Ese terreno los llevó hasta un espolón mixto que planeaban escalar directamente hasta la cima, más de 1.200 metros más arriba. Esa primera jornada tuvieron que enfrentarse a una primera serie de largos de dificultad sostenida en M4 y M5, con un tramo clave de M6 en chimenea. Unos largos más sencillos con roca mala los situaron a media ruta, donde se detuvieron a cavar una plataforma en una estrecha arista de nieve en el espolón para vivaquear.
Justo por encima del vivac, Graham Zimmerman y Chris Wright pasaron el punto de la pared en que el granito se convierte en roca metamórfica, que presenta un severo desplome. Le tocó a Wright ir de primero, superando inicialmente unos largos de dificultad moderada antes de meterse en el sector clave de la ruta, un largo de roca mala salvajemente desplomado que graduaron como 5.10X A2+ y describieron como «totalmente jodido y una razón muy convincente para que esta ruta no sea repetida por futuras cordadas». De hecho, el propio Wright provocó el desprendimiento de una gran sección de roca que dañó una de sus cuerdas y machacó un mosquetón instalado más abajo en el largo.
A continuación, Graham Zimmerman cogió el relevo a través de un par de largos más asequibles hasta una plataforma de unos 90×120 cm sobre la banda rocosa, donde descansaron el resto del día. En total, habían ascendido sólo unos 150 metros esa jornada.
De la roca y mixto a la nieve y hielo
Hacia las 2:00 de la madrugada, los dos alpinistas partieron a por el tramo final de la ascensión. Pronto, el terreno mixto dio paso a la nieve y al hielo más empinados. Alcanzaron en ensamble el final del espolón y se dirigieron a la derecha a por un corredor helado que les llevaría directamente a la cima. Una parte de esa travesía estaba expuesta a la eventual caída de un serac, así que tuvieron que apresurarse. A lo largo de ese día, habían escalado unos 750 metros de hielo sostenido de 70º con algunas secciones de hasta 90º y 95º de hielo y nieve.
Con la meteorología en deterioro y una visibilidad que se redujo hasta los 30 metros, se sintieron extremadamente aliviados de alcanzar una gran repisa de nieve justo bajo la cima. Cansados, instalaron allí un nuevo vivac hasta la madrugada; completaron la ascensión al amanecer del día 15 de mayo, bajo un cielo despejado.
Invirtieron todo el día en el subsiguiente descenso, a través de la ruta de la primera ascensión, por la arista noroeste. Alcanzaron de nuevo su campo base pasada la medianoche.