
Durante los meses de octubre y noviembre de 2005 Mick Fowler, Chris Watts, Phil Amos y Adam Thomas viajaron hasta la región Este del Tíbet, hasta Nyainqentanglha, para lanzar algunas tentativas a los vírgenes -y bastante desconocidos- picos de la zona. En aquellos días, mientras Fowler y Watts se hacían con la cima del Kajaqiao (6447 metros), Amos y Thomas llegaban hasta los 5.880 metros en la cara Noroeste del cercano Manamcho. Fowler que había encontrado esa cima (de 6.264 mtrs.) y la había comparado con un remoto Matterhorn volvía este abril de 2007, junto a Paul Ramsdem (que nunca había estado por aquella región) en pos de encontrar una línea en su cara Noroeste que les llevase hasta la cumbre.
Los dos británicos forman una buen equipo. Ya en 2002 se llevaban el Piolet d´Or gracias a la primera ascensión de la cara Norte del Siguniang (China), por su corredor central. Allí encontraron dificultades de ED+ VII/AI6/M6 a lo largo de una ruta de 1.500 metros en la que gastaron seis noches durante el ascenso.
Aún queda exploración
Tras viajar dos días de Lhasa a Lhari (por una típica y precaria pista de 200 kilómetros) hasta llegar a la pequeña aldea de Tatse, l a pareja se movió hacia el sur para llegar al Campo Base (a 4.800 metros) del Manamcho. Era el 12 de abril. Una semana después, Fowler y Ramsden comenzaban la ascensión. Trabajando en una gran cantidad de nieve pesada y algo distraídos por la emoción de la exploración, completaron los 700 metros de pared vertical en ocho días, encontrándose dificultades similares al Kajaqiao (aproximadamente TD), realizadas en estilo alpino y sin cuerdas fijas. «Una escalada clásica, una hermosa cara Norte y un buen hielo», fueron las palabras de Fowler.
El 28 de abril regresaban al CB, después de sufrir en alguna sección de cuarto grado con nieve extraña, lo que les planteó más de un problema, incluyendo un movimiento de skyhook. La parte más complicada se la llevó la torre de la cumbre, aunque una vez resuelta pudieron disfrutar de una excepcionales vistas, desde una de las joyas recién descubiertas del Tíbet. Los británicos creen que este ascenso ayudará a encontrar las claves para realizar aperturas en el resto de picos que descansan por esas tierras.
«Tamotsu Nakamura ha abierto una verdadera mina de oro de cimas vírgenes, ¡quedan muchísimas por descubrir!», exclamaba Mike Fowler una vez que regresaba de su ascensión al cuarto pico por encima de los 6.000 metros que se escala en la región de Nyainqentanglha, donde, según la leyenda, se esconde un palacio de hielo lleno de gemas y tesoros. Podría ser, allí todavía aguardan unos 160 seismiles e incontables rutas por abrir, por explorar y por disfrutar, lo que puede suponer un sano cambio de dirección para el himalayismo.
Foto de portada: Vista del Manamcho / Mike Fowler
Fuentes: planet mountain.com, alpinist.com, ukclimbing.com, Mike Fowler, outdoorindustry.org