Gijonés, de 50 años, llevaba toda la vida escalando. En 1980 abrió junto con Christian Marín la vía Amistad con el Diablo (220 m, V+), una ruta mítica por su roca excepcional y por sus seguros distantes. El largo más expo, tres buriles en 35 metros en el V grado, dentro de una vía de máximo V+ donde los escaladores hacen su pacto co el diablo. Son vías en las que, con cada repetición, siempre delicada, crece el mérito de los aperturistas. «La gente no daba un duro porque pudiéramos pasar en libre, la verdad que desde abajo ni nosotros mismos lo teníamos nada claro, fue un ejercicio de concentración y de resistencia, parándonos en los pasos y taladrando en equilibrio, sin otros medios artificiales», dijo Alfredo. A sus 20 años vivía activamente y aportó su vía a los años de oro del tótem de la escalada ibérica entre los hermanos Gallego, Jesús Gálvez, etcétera. El año 1980 en el Urriello, contado por Alfredo en su relato Historias de los Ochenta aparecido en oxigeno88.com, fue un año de «magia» ya que se abrieron las primeras ascensiones de Capricho de Venus, Espejismo de Verano, El Cainejo, Mediterráneo, Pilar del Cantábrico, Amistad con el Diablo, Sabadell, Espolón Why, Los Rebecos y Nosferatu. Aunque para él no fue su Amistad con el Diablo, bautizada así en honor del tema Sympathy for the devil de los Rolling Stones, sino la escalada del Eiger la más querida.
El accidente ocurrió el 30 de marzo en la zona de La Selva (Quirós). Según Elcomercio.es se le acabó la cuerda 20 metros antes de llegar al suelo y al caer se golpeó en la cara. Ayer, el montañismo asturiano le ofreció su adiós laico en el tanatorio de Gijón.
Alfredo Íñiguez también formó parte activa en su club, el GM Ensidesa, que presidió entre 2001 y 2004, y de la cultura montañera asturiana. Participaba en diferentes foros y medios digitales. En su blog cimbfred en el que compartía sus pensamientos y su visión siempre afectuosa dejaba escrito el pasado 22 de marzo.
«La literatura y el alpinismo poseen una extraña esencia común. La literatura inspirada en la montaña es extraordinaria y vastísima. El alpinismo discurre en el tiempo de los hombres de la misma manera que las generaciones literarias: aparentemente por sorpresa. A toro pasado, uno se da cuenta de que esos grupos geniales de artistas de la cuerda o de la pluma despliegan toda su inspiración cuando al resto de la sociedad le llega la mierda a las orejas».
«La Generación del 98, la del 27, los alpinistas de postguerra o la banda ochentera están todos recortados desde un mismo patrón: crisis económica y política profunda, cuando no una amoralidad manifiesta y persistente en el fondo y en la forma. (quedan los ejemplos pertinentes a la sabia discreción del lector y sus gustos)».
«No se puede escribir lo que no se imagina -o se padece-, como no se encontrará jamás en las alturas lo que uno no lleve en el corazón. El folio en blanco y la pared virgen causan el mismo vértigo. Surcar sus vericuetos imprevisibles parecido gasto de adrenalina. Los folios inmaculados de los Picos de Europa tienen el mejor de los gramajes, siempre ha sido así y por esa razón se merecen las plumas más inspiradas».
Nuestras condolencias a familiares y amigos.