UNA CUMBRE QUE SEGUIRÁ VIRGEN

Exploración vertical en el Kondus Valley

Matteo Della Bordella, Massimo Faletti, Maurizio Giodani y David Hall tuvieron que activar el plan B ante la imposibilidad de acceder a las ‘torres ocultas’ del Link Sar. Se llevaron la apertura de ‘Ma Ma Natura’ en el Alison Peak, donde también realizaron un intento de cima por la pared Sudeste, y el reconocimiento de un seismil intacto que acabó a 250 m de la cima.

Massimo Faletti en el ascenso al seismil intacto del Kondus Valley
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En el alpinismo de exploración muy pocas veces ocurre lo está previsto. El último ejemplo lo dieron este mes de julio los alpinistas Matteo Della Bordella, Massimo Faletti, Maurizio Giodani y David Jonathan Hall que realizaron una expedición por el poco conocido valle del Kondus en Pakistán.

Su propósito, a priori, eran las ‘torres ocultas’ que se encuentran entre el K6 (7.282 m) y el Link Sar (7.041 m), pero no pudieron acceder a ellas. “Las torres quedan allí, atractivas pero aparentemente inalcanzables, excepto por una remota posibilidad de acercamiento que descubrimos al final, observando desde arriba ese complejo mundo de rocas y hielo”, resume Maurizio Giordani en las redes sociales, dejando espacio para la esperanza de una nueva tentativa en el futuro.

Habían esperado durante tres años el permiso para acceder a la zona, cerrada durante muchos años para los montañeros debido al conflicto entre India y Pakistán, por lo que llegaban cargados de motivación. Sin embargo, tras varios días de esfuerzo y exploración no encontraron la manera de acceder a sus pies. Lo probaron por tres rutas distintas, pero las simas, seracs y derrumbes del glaciar del K6 se lo impidieron.

Ma-Ma Natura en el Alison Peak

Se iba al traste su objetivo principal y con el parte de sus ilusiones. Por suerte, todavía tenían tiempo para explorar nuevas montañas en los alrededores. Siguiendo las recomendaciones de Omer, su oficial de enlace, se fijan en las torres del Alison Peak (5.100 m), todavía virgen, bautizado así por Daniele Nardi y Tom Ballard que estuvieron en la región dos años antes.

El cuarteto se divide y Matteo Della Bordella y Massimo Faletti toman dirección a la arista Este, con poco material de escalada. “Después de la primera rampa fácil, encontramos un largo bastante difícil de fisura, luego avanzamos hasta un diedro”, inicia Faletti en su relato en el que explica que encontraron un “fantástico vivac” para pasar la noche. Al día siguiente continúan con 6 o 7 largos de fisurahasta VIII grado con una sección corta de A2 y finalmente una placa de cristales de 25 m, expuesta y sin protección. Después llegas a la cresta”, continúa. Desde aquí, un monolito les conduce a la cima de la montaña, pero sin “tornillos o al menos botas, crampones y piolets” es imposible. Han abierto Ma-Ma Natura, de 850 m de escalada (700 m de altitud hasta los 4.850 m) y dificultades máximas de 7b y A2, sin dejar ningún material en la vía. El descenso lo hicieron por la pared Sudeste.

La otra cordada formada por Maurizio Giodani y David Jonathan Hall no tuvo tanta suerte. Tras 11 tiradas y 350 m de escalada, decidieron retirarse debido a la mala calidad de la roca y a la cantidad de hierba en las repisas y grietas.

Intento a un seismil intacto y sin nombre

Con esta actividad en el bolsillo, Giodani decidió emplear los últimos días antes de tomar el avión de vuelta a Skardu en realizar un trekking de reconocimiento por la zona. El resto, más motivados, realizaron un último pegue a una montaña de las inmediaciones, de unos 6.000 metros de altitud, que no tenía nombre ni había sido intentada antes.

“En 12 horas de caminata, un largo de M5 y una cresta aérea, alcanzamos los 5.400 metros donde la nieve se volvió suave e inconsistente, llena de escarcha en la parte inferior de la base”, explica Faletti, aludiendo al creciente riesgo de avalanchas con la subida de temperaturas. Desde allí descendieron hasta los 5.200 m donde hicieron noche. Al día siguiente Hall continuó bajando hasta el valle, mientras que Della Bordella y Faletti continuaron de madrugada hasta los 5.593 m. En ese punto, el segundo empezó a sufrir dolores de cabeza, deteniendo su marcha, y Matteo Della Bordella continuó 150 metros más, hasta el último salto rocoso, desde donde también descendió.

Más allá de lo que he hecho o intentado, agradezco a mis compañeros que me hayan permitido compartir con ellos estas tres semanas de montañismo en el sentido más amplio de la palabra, dice el italiano. “Las emociones fuertes se mezclaron con discusiones profundas sobre la naturaleza, la vida, el alpinismo… incluso la política, y nunca faltaron momentos para bromear, o para acostarnos bajo un fantástico cielo estrellado lleno de entusiasmo hacia lo que nos esperaba al día siguiente”.

“Hemos hecho poco, ya que no hemos alcanzado ningún pico”, continúa Della Bordella. “Sin embargo, creo que la vía abierta con Max Faletti es una ruta excelente, difícil y abierta en el mejor estilo posible. Nos hemos empleado a fondo durante dos largas jornadas, en una escalada técnica y en la gestión de un terreno y pared compleja. Lo único que lamento es que la cima siga intacta, sobre el campamento base, donde hemos tenido que renunciar. ¡Quién sabe quién será el primer ser humano en pisarlo y darle un nombre! Probablemente no seremos nosotros, pero no importa: hasta aquí ha sido una aventura compleja y estoy convencido de que tomamos la decisión correcta dada la situación”.

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