El último fin de semana de agosto ha resultado fatídico en los Alpes. Un alpinista falleció por una caída en la cara norte del Cervino. Otro se precipitó al vacío unos 40 metros en la cota 3.000 m cuando descendía del Monte Vioz (3.645 m, macizo de Ortles). Todavía un tercero murió a causa de un desprendimiento de rocas en el paso del Gavia. Pero los dos accidentes más graves han tenido como protagonistas las cordadas. En total, diez muertos en cinco accidentes en dos días.
Cordada de seis, con cinco muertos
La primera de las dos cordadas, de seis integrantes de nacionalidad alemana, se encontraba a unos 2.900 metros de altura en los Alpes de Zillertal (Austria), por debajo del paso Mannlkarscharte. Con unas condiciones de nieve dura y presencia de hielo, por lo visto uno de ellos resbaló, arrastrando al resto del grupo a una caída de unos 200 metros por la pendiente hasta terminar en una grieta.
Cinco de los accidentados (de 34, 56, 65, 69 y 70 años) fallecieron como resultado de la caída. Sólo el de mayor edad, de 75 años, sobrevivió con heridas. Fue evacuado en helicóptero y trasladado al hospital de Salzburg.
Los grupos de rescate no han dado todavía una versión claro de lo ocurrido. Algunas fuentes hablan de la posible rotura de una cuerda como causa de la caída múltiple.
Tres cordadas de tres, con tres muertos y dos heridos graves
El segundo accidente relacionado con las cordadas afectó a nueve personas de nacionalidad italiana, miembros de dos familias. Se distribuyeron en tres cordadas de tres para recorrer el glaciar de la Presanella (Trentino). Partieron por la mañana del refugio Denza y ascendían la pendiente a unos 3.200 m de altura, cerca de la forcella Freshfield (3.375 m), cuando una de las cordadas perdió el control y se precipitó ladera abajo.
Otra de las cordadas trató de maniobrar para auxiliar a los accidentados cuando, a su vez, también perdió pie y ha sufrido la misma suerte. Con la desgracia añadida de que en su caída, han arrastrado a la tercera cordada.
Dos personas de 41 y 45 años fallecían al instante, tras caer en una grieta, mientras otras tres resultaban heridas de gravedad. Una de ellas moría posteriormente, tras su traslado al hospital.
Reflexiones sobre las cordadas: Falsa seguridad
Sin entrar a analizar las causas concretas de los accidentes ocurridos este fin de semana en los Alpes, hemos hablado con el guía de montaña Máximo Murcia sobre las cordadas, las precauciones y sus riesgos. A pesar de que cualquier análisis “depende de la dificultad del terreno, de la exposición y del lugar concreto”, como resumen general, dos ideas: “las cordadas grandes son sinónimo de peligro” y “una cuerda sin anclajes durante una ascensión, no sirve de nada”.
Desde su perspectiva, un guía profesional “puede vigilar a dos o tres personas como máximo, si la ascensión es fácil. En rutas en las que haya que trepar o en las que pueda haber caídas, sólo puedes llevar a una persona. En Zermatt, por ejemplo, el ratio para subir al Cervino es de un cliente por guía, mientras que en la ruta normal del Mont Blanc las compañías serias no pasan de dos clientes por guía”. Evidentemente, cuando la cordada no está liderada por un guía profesional, se deberían extremar todavía más las precauciones.
“Ir todos atados en ensamble a una misma cuerda, lo único que tiene es la solidaridad de que si se cae uno, se caen todos…»
Los riesgos para las cordadas grandes son evidentes y se han demostrado, tanto en la práctica real como en experimentos controlados. “Ir todos atados a una misma cuerda, lo único que tiene es la solidaridad de que si se cae uno, se caen todos. En su momento, el DAV (Deutscher Alpenverein) alemán hizo muchas pruebas para ver las posibilidades que había de que, yendo encordados y sin asegurar, uno detuviese a otro si uno se caía en una pendiente. Y las posibilidades son del 0,01%; es prácticamente imposible. Si se usa la cuerda, tiene que ser con todas las consecuencias: poniendo anclajes en la montaña. Si no, es mejor ir desencordado y confiar en la autodetención. Atarse sin ningún anclaje en la montaña, no vale para nada; es una sensación falsa de seguridad. Se van todos para abajo, con el riesgo añadido de que una cordada se llevará por delante a todos los que vayan por debajo”.
La única excepción sería la progresión en glaciares planos, donde “no vas poniendo anclajes; la cordada es una medida de prevención para no caerte en las grietas. Pero en ese caso, hay que tener una distancia de seguridad de unos 15 metros si son dos personas y de unos 10-12 metros si son más personas”. En cualquier caso, las cordadas en glaciares no deberían superar las cuatro personas: “más de cuatro siguen siendo multitud, porque es muy difícil coordinarse al caminar juntos”.