El enorme interés y seguimiento mediático suscitado por su liberación de la Vía del Compresor en el Cerro Torre parece haber creado en David Lama una necesidad imperiosa de huir del mundanal ruido y refugiarse en su soledad y en la de las montañas. Después de su éxito patagónico se fue con Peter Ortner a la aislada cara norte del Loska Stena (Alpes Julianos, Eslovenia). Más tarde, abrió en solitario Badlands en el Tirol y ahora repite estilo para hacerse con Les barbares (ED, 500 m) a la alpina Pointe Raphaël Borgis (3.683 m), en las Pointes Supérieures de Pré de Bar (Argentière).
“Hace frío, está oscuro y estoy solo”, inicia la última entrada de su blog el joven alpinista austriaco, quien narra que “sobre la nieve helada que cubre el glaciar de Argentière, camino hacia los 500 metros de altura de la impresionante cara noroeste de las Pointes Supérieures de Pré de Bar”. Su objetivo, escalar en el día la vía Les barbares, abierta en febrero de 2003 por los franceses Stéphane Benoist y Patrick Pessi. “Una cosa que sé con seguridad es que la ruta es tan exigente como seria y que voy a tener que escalar rápido, si quiero hacer cumbre en el día”, comenta, y precisa que “no llevo material de vivac”.
Técnica mixta y autoaseguramiento
Empezó la ascensión hacia las cuatro de la mañana. Después de superar un empinado campo de nieve, el terreno empieza a mostrar su exigencia. “Finas líneas de hielo me llevan más y más arriba. Una sección de roca corta pero bonita me lleva hasta el gran campo de hielo de mitad de la pared”, cuenta. Son las 7.30, hora de desayunar unos escasos bocados a una barra de cereales y continuar subiendo.
“Quince metros de hielo fino, luego algo de escalada artificial, después me tengo que quitar los guantes, limpiar de nieve la roca y escalar unos metros así, antes de poder volver a utilizar los piolets”, explica David Lama acerca del terreno que se va encontrando por el camino. “La escalada es compleja”, apunta, aunque asegura que “eso es lo que me gusta tanto del terreno mixto: no se trata de ser bueno sólo en una cosa, sino que tienes que ser bueno en todo tipo de terreno –roca, nieve y hielo- y combinar todas tus habilidades”.
Combinando, pues, todas sus habilidades, se enfrentó al tramo clave de la vía, donde “los emplazamientos para los seguros no son muy buenos y la escalada es incluso más exigente que en los largos precedentes. Me lleva una hora y media alcanzar la siguiente reunión”. De nuevo, finas líneas de hielo –“a medida que voy subiendo, el hielo es más y más delgado”- le van conduciendo hacia arriba. “El proceso recurrente de autoasegurarme me está agotando; siempre tengo que escalar, rapelar para recoger mi material y volver a subir”, comenta acerca de su cansado método.
Finalmente, a media tarde y tras 13 horas de escalada, David Lama alcanzó la cumbre y empezó a pensar en el descenso. Tres horas de rápeles lo dejaron de nuevo en la base de la pared, donde su tienda lo esperaba para pasar la noche antes de regresar a pie hasta Chamonix de nuevo.
Fuente: Blog de David Lama