El alpinismo avanza con velocidad, temporada a temporada, montaña a montaña, y se olvida con facilidad lo ocurrido el día anterior. Sin embargo, hay figuras que se resisten a ese olvido, y perviven en la memoria de los demás a quienes admiraron e influyeron con sus ascensiones. El caso más reciente es el de Ueli Steck, que sigue bien vigente a pesar de que hace ya año y medio que falleció en las laderas del Nuptse.
Hoy 4 de octubre de 2018 se cumplen 42 años del nacimiento de la Máquina Suiza y es probablemente el mejor día posible para recordar algunos de los hitos más remarcables de su truncada trayectoria.
También es un excelente momento para que otros escaladores y alpinistas le brinden homenajes sobre las montañas. Como el de Matteo della Bordella, que unos días atrás completaba junto con Silvan Schüpbach la liberación de Polenta con farina degli altri (450 m, 8b) en el Wendenstöcke suizo. Esta vía tenía más de 15 años de historia, que son los años transcurridos desde que Ueli Steck y Kaspar Ochsner comenzaran el trabajo de apertura.
No la terminaron y la dejaron para más adelante… Un más adelante que nunca llegó, y que quedó definitivamente aparcado por la muerte de ambos alpinistas. Cuenta Matteo della Bordella que en 2005 Ueli Steck le animó a que la terminara él, aunque entonces prefirió otros proyectos. Este verano, regresó al Wendenstöcke con Dimitri Anghileri y Paolo Spreafico para terminar de equiparla. Y a finales de septiembre realizó el pegue definitivo para escalarla en libre con Silvan Schüpbach.
De carreras en el Eiger
El alpinista suizo, carpintero de profesión, inició su carrera deportiva de alto nivel en 1995, a los 18 años, cuando realizó la primera de sus muchas ascensiones a la cara norte del Eiger. Este pico alpino ha sido siempre como el patio trasero de su casa, al que ha vuelto una y otra vez a lo largo de los años hasta haberlo escalado en 41 ocasiones por la cara norte, según desvelaba en una entrevista concedida en 2016 a Desnivel.com, después de haberlo subido tres veces en menos de dos semanas: «Una vez dije de broma que quería escalarlo por la cara norte una vez por cada año de vida que tuviera. Ahora tengo 39 años, así que tengo algo de saldo adelantado, aunque dependiendo de lo que viva quizá necesite acumular escaladas ahora para poder cumplirlo».
En la cara norte del Eiger perfeccionó su particular estilo de alpinismo de velocidad, reduciendo hasta el absurdo el tiempo necesario para realizar una escalada de moderada dificultad como la de la ruta Heckmair. El 11 de noviembre de 2015 estableció junto a Nicolas Hojac un nuevo récord para una cordada, con 3:46 horas, rebajando en 39 minutos el mejor registro anterior, de Roger Schaeli y Simon Gietl desde 2011. El 16 de noviembre de 2016, establecía un nuevo mejor tiempo en solitario (2 horas 22 minutos y 50 segundos), superando el tiempo de Dani Arnold (2011) en seis minutos. Era el tercer récord de Ueli Steck en la cara norte del Eiger en solitario, tras los de 2007 (3:45) y 2008 (2:47:33).
Una máquina bien engrasada en los Alpes
Pero el Eiger no fue el único terreno de juegos de Ueli Steck y su alpinismo de velocidad en los Alpes. La trilogía de esta montaña junto al Mönch y el Jungfrau, el Cervino, el Mont Blanc por la Innominata, o el desafío 82 Summits en el que ascendió los 82 cuatromiles de los Alpes en 62 días han sido otros logros que le llevaron a ganarse el apodo de Máquina Suiza.
El expreso del Himalaya
Durante los primeros años del nuevo milenio, Ueli Steck comenzó a ganar experiencia lejos de la cordillera alpina. En 2001, hizo la primera ascensión de la cara oeste del Pumori con Ueli Buhler. En 2002, estrenó la cara este del Monte Dickey en Alaska. En 2003, escaló la Punta Herron en Patagonia. Y en 2005 firmó su declaración de intenciones himaláyica con la expedición Khumbu Express en la que realizó las dos primeras ascensiones en solitario a la cara norte del Cholatse (6.440 m) y a la cara este del Tawoche (6.505 m), en el valle del Khumbu de Nepal.
Sus expediciones a las grandes montañas fueron ganando en ambición deportiva. En 2006 completó la primera ascensión de la cara noreste del Gasherbrum II Este (7.772 m). En 2008, escaló con Simon Anthamatten la cara norte del Tengkampoche (6.500 m) en estilo alpino, lo que les valió a los dos suizos el Piolet d’Or.
En verano de 2009 subió su primer ochomil, que fue el Gasherbrum II (8.035 m) en solitario, al que sumó el Makalu (8.485 m) ese mismo otoño. Posteriormente, llegaría el primero de sus logros más impresionantes en el Himalaya: la solitaria a la cara sur del Shisha Pangma (8.027 m) en 10:30 horas. Un par de semanas más tarde, haría el doblete con el Cho Oyu (8.188 m) por la normal. En 2012, sumaría a su ya destacadísimo palmarés la cima del Everest (8.848 m) sin oxígeno por la ruta normal de la cara sur.
La cara sur del Annapurna
Si una montaña del Himalaya ha marcado a Ueli Steck, esa es el Annapurna, y más específicamente su vertiente sur. Realizó su primer intento a la cara sur del Annapurna en 2007. En aquella ocasión, salvó la vida de milagro después de ser alcanzado por una roca que golpeó su casco, quedar inconsciente y deslizarse unos 70 metros por la vertiente. Recuperado, lo volvió a intentar el año siguiente, cuando el riesgo de avalanchas motivó su retirada. Aunque el Annapurna de 2008 quedaría grabado en la historia por el intento de rescate de Iñaki Ochoa de Olza, del que Ueli Steck fue uno de los principales protagonistas y la última persona que lo vio con vida.
Regresaría una vez más en otoño de 2013, cuando esta vez sí consiguió su objetivo de escalar la cara sur del Annapurna, en solitario y en un ataque exprés de 28 horas entre subir y bajar. Una ascensión extrema que generó una enorme repercusión y que le valió su segundo Piolet d’Or, a la vez que despertaba algunas críticas por la falta de fotos de cima y otras pruebas que certificaran la veracidad de la ascensión.
Muerte en el Nuptse
Ueli Steck falleció el 30 de abril de 2017 al caer mientras realizaba una escalada de aclimatación en el Nuptse de cara a su proyecto de travesía Everest-Lhotse sin oxígeno. Ese desafío todavía permanece inédito, a pesar de que dos expediciones se lo marcaron como objetivo la pasada primavera. Los sueños compartidos de Ueli Steck nos acompañarán todavía en el futuro.