Colin Haley realizó días atrás la primera ascensión del Fitz Roy en solitario invernal por la Supercanaleta. Concretamente, llevó a cabo este objetivo que le rondaba por la cabeza desde hacía años en un esfuerzo de 21 horas y media el 19 de septiembre. Gozó de unas condiciones meteorológicas perfectas –aunque obviamente frías–, con cielo despejado y sin apenas viento.
Se trata de una notable ascensión en Patagonia fuera de temporada. Tan fuera de temporada que el escalador estadounidense no se encontró a nadie en los varios días que anduvo por el macizo del Chaltén y apenas se cruzó con tres personas en los primeros kilómetros de los porteos.
Vale la pena recordar que Colin Haley es quizás el escalador que mejor conoce la Supercanaleta. La escaló por primera vez en 2007 con Maxime Turgeon; realizó la segunda en solitario de la vía en verano de 2009; y todavía la repitió una vez más con Andy Wyatt en 2016, batiendo el récord de velocidad del Fitz Roy y consiguiendo la primera en el día de la vía.
Además, su trayectoria está llena de grandes realizaciones solitarias, tanto en Norteamérica como en Patagonia, como la de Exocet al Cerro Standhardt en 2010, la Anglo-Americana a la Aguja Innominata en 2011 o la primera en solitario de la Torre Egger en 2016.

Al tercer pegue
Colin Haley ha contado su experiencia invernal en el Fritz Roy con todo detalle en su blog, aunque allí mismo se lamenta de que “en estos días, lo que parece contar es realizar películas más que hacer ascensiones difíciles”. Explica que el objetivo de ascender el Fitz Roy en solitario invernal le rondaba por la mente desde hacía años y que la decisión de intentarlo esta vez llegó de forma un tanto improvisada.
En realidad, lo decidió el 21 de agosto, un poco harto de lo poco prolífico que estaba resultando su verano en términos alpinísticos. Habló con su amigo Rolando Garibotti y el 28 de agosto ya viajaba al sur. Con el calendario invernal en sus últimas hojas, Colin Haley realizó un primer porteo ya el 31 de agosto y el 3 de septiembre lo completó con otro porteo.
A pesar de ello, no pudo aprovechar la primera ventana, del 7 y 8 de septiembre, debido a que comenzó a cerrarse antes de lo previsto. En la segunda, sí pudo escalar, pero a medio camino ya vio que iba demasiado lento y, con una tormenta en ciernes, optó por darse la vuelta. Vio tan claro que no iba a tener otra opción de intentarlo este invierno que bajó al Chaltén con todo su equipo a cuestas.
Se equivocaba.

Cima nocturna
Días más tarde se arrepintió, ante la llegada de una tercera ventana prevista para el 19 y 20 de septiembre. Para tratar de aprovecharla, tuvo que hacer dos viajes porteando material, los días 17 y 18. Cansado, el 19 a las 7:00 horas de la mañana cruzaba la rimaya para comenzar a escalar los 1.600 metros de la Supercanaleta.
La vía comienza con el couloir de unos mil metros que le da nombre. Los primeros 300 metros fueron de escalada fácil sobre nieve, para a continuación vérselas con 700 metros de duro hielo gris. Llegó a Bloque Empotrado, donde empieza lo más duro de la ascensión, tras casi cuatro horas de escalada y al punto más alto del intento anterior pasadas las dos de la tarde. Era un poco tarde, pero decidió continuar subiendo, al no estar previsto un empeoramiento meteorológico hasta la tarde del día siguiente.
Consiguió escalar el último largo duro de la vía con la puesta de sol, a las 20:05 horas de la tarde. Por supuesto, alcanzó la cima ya en la oscuridad de la noche, cuando su reloj marcaba las 21:23 horas. Ansioso por un descenso nocturno y con miedo por los tramos de hielo duro, apenas dos minutos más tarde ya comenzaba a bajar. Llegó a su tienda a las 5:00 horas de la madrugada del 20 de septiembre.
