El Mt. MacDonald, situado en la zona del Roger’s Pass de las Selkirk Mountains (British Columbia) no es un lugar desconocido ni especialmente remoto. De hecho, las enormes acumulaciones de nieve que registra en invierno convierten sus laderas en un destino de primer orden para esquiadores y a la vez hacen desistir a los pocos alpinistas que soñarían con escalarlo. Por si ello fuera poco, se halla justo por encima de la autopista, con lo que la actividad montañera está completamente prohibida de noche, cuando se llevan a cabo tareas de control de aludes.
Todo ello, en invierno. En verano, hay alguna que otra vía de roca. Y existe un breve periodo en otoño que, de vez en cuando, permite las mejores aventuras imaginables. Es solo cuando todavía no han empezado los trabajos de control de aludes, cuando el camino de aproximación a la pared se encuentra libre de riesgos de avalanchas y la meteorología no llega con precipitaciones (algo ya de por sí muy poco común en el otoño de British Columbia).
Chris Wright y Graham Zimmerman viven en el estado de Oregon y lo dejaron todo para salir hacia el Roger’s Pass cuando vieron que las previsiones indicaban una inusual ventana de altas presiones a pocos días del cierre invernal.
Dos noches en la pared y 62 horas de actividad
El dúo estadounidense llegó el 10 de noviembre y a primera hora del día siguiente ya recorrían el intricado camino hasta la base de la pared, con vistas a realizar un vivac en la misma. No pudieron comenzar a escalar hasta la tarde y cavaron su vivac justo por debajo de la línea de hielo que marca el punto intermedio de la vía.
Al amanecer del día 12 de noviembre, comenzaron a escalar el tramo con la parte más difícil de la vía, 90 metros de excelente escalada en hielo WI4+ sobre hielo fino. Más arriba, el deterioro del hielo conducía a la escalada mixta, con un par de largos de M6+ y M7 y determinados puntos de difícil protección.
A continuación, llegaron al tramo que habían marcado con un signo de interrogación en su plan, puesto que de lejos tenía un aspecto completamente liso. Una vez allí, decidieron que única opción era realizar una travesía a la izquierda, acercándose a la ruta Beckey de 1963. Escalaron allí una banda de roca al anochecer, antes de de montar su segundo vivac en una repisa nevada.
Con la salida del sol del 13 de noviembre, volvían a hacer otra travesía para recuperar la línea que, a través de escalada mixta de calidad, les llevaría a la arista este, a unos 50 metros de la cumbre. Hicieron cima hacia mediodía, bajo buenas condiciones meteorológicas.
Descendieron rapelando por la arista suroeste y el couloir Banana/Herdman, y alcanzaron la carretera a las 17 horas de la tarde. Al final, fueron 62 horas de actividad, con dos vivacs y largos clave de WI4+ y M7. En general, la escalada se mantiene en unas dificultades sostenidas entre M4 y M5.
El nombre, The indirect American se debe al hecho de que ni Chris Wright ni Graham Zimmerman nacieron en Estados Unidos (Gran Bretaña y Nueva Zelanda, respectivamente) ni están demasiado orgullosos de la actual situación política del país. Además de que la línea presenta varias desviaciones de lo que debería ser una directa.
Impresionantes fotos