El fin de semana pasado, la ansiada nieve llegó a Pirineos. En la vertiente española, vino acompañada además de fuertes vientos del norte, por lo que su distribución fue irregular (al contrario que en Francia, donde la nieve se asentó de forma homogénea), dejando zonas peladas y otras con grandes acumulaciones. Hay que tener muy en cuenta que esta nieve está cayendo sobre laderas heladas, lo que equivale a decir que se crea un fácil plano de deslizamiento para las placas y que aumenta considerablemente el riesgo de aludes. Actualmente se alerta de Riesgo 3 en muchas áreas pirenaicas.
Tal y como anunciaba la conocida página dedicada a la méteo www.lameteoqueviene.es, “las laderas sur van a recibir sobreacumulaciones de nieve y formación de placas de viento. Por estas razones, vientos fuertes del norte y temperaturas muy, muy frías, las placas pueden desprenderse a la mínima sobrecarga, especialmente en laderas sur, pero también en nortes, estes y oestes, que se presentaban heladas hasta entonces”.
El día más frío del siglo
Hay que añadir a este peligro un descenso brutal de las temperaturas. Una ola de frío siberiano empezará a llegar la noche del miércoles al jueves. Si se cumple el pronóstico y se mantienen las condiciones previstas, “del jueves en adelante, habrá días soleados, muy ventosos y con un frío que no se ha conocido en décadas”, alerta lameteoqueviene.es.
Se prevén mínimas de -16ºC en los valles pirenaicos y -7ºC en Zaragoza; cielos despejados con vientos del NE muy fuertes. “En pistas de esquí, las temperaturas serían de -20ºC, con una sensación térmica de -40°C. El sábado 4 podrían continuar las mismas condiciones y podría nevar en la costa vasca, Navarra y Pirineo más occidental. De seguir manteniéndose ese pasillo de vientos del NE que canaliza el aire desde Siberia, el domingo 5 sería el día más frío del siglo, con mínimas 4 grados más bajas que el sábado”.
Riesgo 3, el más peligroso
El riesgo 3 (notable), en una escala del 1 al 5, es un valor intermedio, pero esto no significa que haya un 50 por ciento de peligro sino que en muchas ocasiones termina resultando el más peligroso, tal y como confirmaron las estadísticas elaboradas por el Institut Cartográfic de Catalunya para el Pirineo catalán. La causa es sencilla: con riesgo 3, los alpinistas y esquiadores se aventuran; con 4 y 5, no salen. Los especialistas Pere Oller y Carles García (Desnivel 194) lo describían así: “A pesar de que se encuentra en la mitad de la escala de peligro, el índice 3 indica un riesgo muy importante para la persona que realiza actividad en montaña. En esta situación las laderas peligrosas son numerosas y la inestabilidad es acusada. El peligro accidental es muy acusado, mientras que el peligro natural empieza a ser importante y las avalanchas espontáneas pueden empezar a llegar más allá del pie de la ladera”.
Se asigna este índice en caso de nevada notable, o moderada con viento, y aumentos notables de la temperatura. Una situación típica es la nevada de entre 30 y 40 cm con viento de norte y noroeste con la formación de placas en laderas sur, sureste y otros rincones menos evidentes. El peligro de desencadenamiento accidental es muy acusado. Se da aproximadamente el 20% de la temporada, pasando, tras algunos días, a Riesgo 2.
Quienes realizan actividad en estas situaciones deben tener muy buena capacidad de apreciación del peligro. Deben evitarse las laderas peligrosas indicadas en el BPA [Boletín de Peligro de Aludes] y adaptarse o renunciar al itinerario previsto según lo que encontremos sobre el terreno.
Por esta razón es importante preparar bien el itinerario antes de salir. Es muy recomendable no realizar travesías, sino hacer cima y volver por el mismo recorrido que a la subida: durante la subida se puede y se debe valorar correctamente el estado de la nieve.
Cómo se produce el alud de placa
Ivan Moner y Jordi Gavaldà, nivólogos del Conselh Generau d’Aran, advertían también (Desnivel 272) de esta situación y de que el alud de placa es el que más accidentes provoca: “En casi todo el mundo, y también en los Pirineos, las placas secas son responsables de la gran mayoría de los accidentes y de las víctimas que se cobran las avalanchas. Más todavía: en 9 de cada 10 ocasiones es el propio accidentado, o sus compañeros, el que provoca el desencadenamiento de la placa que causa el accidente. Conclusión: la gran mayoría de los aludes que originan accidentes se producen por errores en la apreciación del peligro”.
La culpable es una capa débil debajo de la placa y que no se cohesiona con el superior (la placa). El peso que, por ejemplo, un esquiador añade en un punto concreto puede colapsar la capa débil. Este colapso se propagará por la ladera en todas direcciones, hasta que la masa de nieve que queda suspendida, sin soporte por debajo, abre una cicatriz de coronación y empieza a deslizar ladera abajo. Este proceso es más frecuente en pendientes entre 30° y 45° y las más peligrosas en las de alrededor de los 35°.
Hay que tener en cuenta también otros factores de riesgo como: pendientes convexas, pendientes sin árboles o grandes rocas que puedan sujetar el manto, itinerario dominado en altura por pendientes fuertes, itinerario que cruza grandes corredores o fondos angostos de valle.
Con este vídeo entenderemos perfectamente cómo y por qué se desencadena el alud de placa:
también de la librería desnivel, «Avalancha» McClung 1996 está muy bien. Manual muy recomendable.