Hace exactamente 10 años, un 11 de enero de 2008, fallecía a los 88 años de edad una de las grandes figuras históricas del alpinismo, Sir Edmund Hillary, catapultado a la fama tras conseguir junto a Tenzing Norgay (1914-1986) la primera ascensión del Everest en 1953.
Edmund Percival Hillary nació el 20 de julio de 1919 en Auckland (Nueva Zelanda). Tras estudiar durante dos años en la universidad, decidió unirse a su padre en el negocio familiar de producción de miel. La llegada de la Segunda Gerra Mundial significó un paréntesis obligado para Hillary, que sirvió en la Marina Británica, a bordo de un portaaviones en el océano Pacífico.
La relación de Edmund Hillary con la montaña comenzó con una excursión realizada con sus compañeros de la escuela superior. Desde entonces, aprovechó todos los fines de semana y vacaciones para escalar en las montañas de Nueva Zelanda, completando algunas difíciles primeras ascensiones.
En 1950, escaló por primera vez en los Alpes de Suiza y Austria, y el año siguiente se estrenó en el Himalaya. Junto con otros tres alpinistas neozelandeses, Hillary realizó seis primeras ascensiones a seismiles vírgenes del Himalaya de Garhwal (India). Coincidiendo con aquella expedición fue invitado a participar en la expedición británica de reconocimiento del Everest dirigida por Eric Shipton y que buscaba una ruta de aproximación desde Nepal alternativa a la hasta entonces utilizada desde un Tibet invadido por el ejército chino y vetado a los occidentales. En 1952, formó parte de la expedición británica al Cho Oyu (sin cima), también a las órdenes de Shipton, que sirvió de selección para la del Everest de 1953.
El cambio de liderazgo en la expedición al Everest de Eric Shipton por John Hunt a punto estuvo de costarle su plaza a Edmund Hillary. Finalmente, sin embargo, sí fue incluido y su trabajo fue encomiable durante todo el transcurso de la misma. Pocos días antes del ataque final, Tenzing Norgay y él realizaron un gran esfuerzo para ayudar en el tramo de la pared del Lhotse. Después, las enfermedades que sufrían varios miembros del equipo les obligaron a acarrear cargas de 28,5 kg hasta el campo IX. Además, Hillary tuvo que cavar la plataforma situada a 8.500 metros sin oxígeno y dosificarlo a menos flujo del previsto en el momento clave. A pesar de todo, Edmund Hillary y Tenzing Norgay alcanzaron la ansiada cumbre más alta del mundo el 29 de mayo de 1953.
Mucho más que el Everest
Al Himalaya volvió en numerosas ocasiones para intentar objetivos alpinísticos. Entre otras, realizó las primeras del Ama Dablam (6.987 m), Thamserku (6.367 m) y Kangtega (6.767 m), además de intentos en el Makalu (8.481 m) y la cara este del Everest.
También visitó el Himalaya en busca de aventura. Así, en 1968, exploró los ríos del este del Nepal utilizando dos pequeñas embarcaciones. En 1977 remontó el Ganges desde el océano hasta su nacimiento, al pie de las cimas del Himalaya. Otra tarea en la que se empeñó fue en la de la búsqueda del mítico Yeti, para llegar a la conclusión de que se trataba de una criatura mitológica.
Desde 1961, Hillary volvió todos los años al Himalaya combinando las expediciones alpinísticas con los proyectos de ayuda al pueblo sherpa. Sus esfuerzos se materializaron en 25 escuelas, 2 hospitales, 12 clínicas, numerosas conducciones de agua y construcción de infraestructuras. Asimismo trabajó en un programa de repoblamiento forestal del Parque Nacional del Sagarmatha (Everest). También colaboró duramente para recaudar fondos para la reconstrucción del monasterio de Thyangboche, destruido por un incendio en enero de 1989.
En medio de tanta labor humanitaria, la tragedia: su mujer y su hija murieron en un accidente de avión cuando se dirigían de Katmandú a Phaphlu.
Las regiones polares también supusieron un gran atractivo para Hillary. Dirigió la expedición de Nueva Zelanda en la que, con cuatro compañeros, alcanzó el Polo Sur en tres tractores acondicionados. Era la primera vez que el hombre pisaba el Polo Sur en un vehículo. En 1985, acompañó a Neil Armstrong en una pequeña avioneta con la que aterrizaron en el Polo Norte. Con ello se convirtió en el primer hombre en haber alcanzando el Polo Norte, el Polo Sur y la cima del Everest, los denominados tres polos de la Tierra.
Además de toda su intensa actividad alpinística y humanitaria, Edmund Hillary escribió varios libros y recibió innumerables distinciones y honores a lo largo de su vida. La más reseñable fue su nombramiento como «Sir» por la reina Isabel II de Inglaterra tras su ascensión al Everest. También fue embajador de su país en la India, Nepal y Bangladesh, y condecorado por las Naciones Unidas por su intensa labor en defensa y protección del medio ambiente.
Pues he indagado y parece que sí que han llegado 3 seres humanos, (en solo 2 veces), a ese cuarto polo, el más profundo de los océanos. Sin duda, más complicado que el tercero,…
Si el Everest es el tercer polo, me pregunto si hay que entender que hay también un cuarto polo, el de la profundidad máxima de la corteza terrestre, que es, según la wikipedia, el abismo Challenger, en la fosa de las Marianas. Hasta donde no sé, ahí todavía no ha llegado el ser humano -un reto del futuro para aventureros, que en esta página hay muchos. Otro nivel, por supuesto, sería llegar además sin oxígeno artificial.
Tiene razon Xavi, yo por eso yo siempre me refiero a Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y de Grecia asi como se lee, por su bonito nombre y no lo llamo ni rey ni nada, que para el caso no soy español y no me incumbe los títulos que los españoles quieran reconocerle.
De eso me quejo, Rup, de que habiendo muchísima gente que vale igual o más que muchos Sires, no puede proponerse que lo sean. El nombre de Edmund Hilary ya basta por si solo para que nos quitemos el sombrero delante de alguien de su talla. No hace falta utilizar el Sir, que además no tenemos por qué utilizarlo si no somos de la Commonwealth.
Xavi Sir y lo que tu quieras. Este hombre ha hecho mucho por la gente de Nepal y al final eso es lo que realmente cuenta .. Para mi, su labor es la de un verdadero caballero. Un buen ejemplo, más Sir de estos tendriamos que tener.
Me pregunto por qué hay quien aún utiliza el prefijo «Sir». Se trata de una denominación que sólo se concede a ciudadanos de la Commonwealth, y de obligado cumplimiento en los países de la Commonwealth. A nosotros no nos incumbe: estamos fuera de todo esto ya que no pertenecemos a la Commonwealth, por lo que ni podemos obtenerlo ni estamos obligados a utilizarlo. Utilizar el Sir es aceptar que los británicos perpetúen su imperio, y que además los demás les riamos las gracias. Nosotros ni estamos obligados ni nos sirve de nada utilizar el Sir. Y además, utilizándolo estamos discriminando a personas igual de valiosas a quien, por el simple hecho de no ser ciudadanos de una país de la Commonwealth, se les niega la posibilidad de acceder al título de Sir. Estoy seguro que si en la UE creamos un título equivalente (por ejemplo, un «monsieur»), y sólo otorgable a ciudadanos de la UE, el resto de mundo va a ignorarlo. Conmigo que no cuenten: me niego a llamar Sir a alguien.