PARTE III

Nives Meroi y Romano Benet (y III): “En el Everest no hay espacio para los alpinistas”

En esta tercera parte de la conversación que mantuvimos con ellos nos transmiten ideas tan interesantes como esta: «Es una mala idea esta de que cualquiera pueda hacer cualquier montaña. Parece que solo hace falta pagar el permiso, los sherpas y el oxígeno. También es cierto que bastan con ir a otra pared para no encontrar a nadie, pero el concepto de ir a la montaña se está contaminando.»


Darío Rodríguez | 7 comentarios |

“El hecho de tener que comunicar cada día para contar si has comido pollo o si hace buen tiempo te distrae de la experiencia que estás viviendo en la montaña, por eso es mejor vivirla y después contarla”, explica Nives Meroi. Fue una de las mujeres que disputó la carrera para ser la primera en ascender todos los ochomiles hasta que Romano Benet, su marido y compañero en la aventura, cayó enfermo. Ambos forman un equipo compenetrado con una filosofía muy particular que nos descubren en esta tercera parte de la conversación que mantuvimos con ellos.


«El concepto de ir a la montaña se está contaminando. No es verdad que todos puedan hacer de todo»

No os gusta mucho contar lo que haceís mientras estáis de expedición…
Nives:
Solo para llamar a casa y saber si están todos bien y decir si nosotros también lo estamos. Nos gusta dar conferencias o escribir libros, pero la cosa más bella es leer en el campo base. Puedes tomarte todo el tiempo para ti mismo.

Romano: En el Everest y también en otras montañas como el Kanchenjunga no hay espacio para los alpinistas. Se han convertido en un mundo de turistas de altura. Las expediciones comerciales están pasando a varios ochomiles y me parece una mala idea esta de que cualquiera pueda hacer cualquier montaña. Parece que solo hace falta pagar el permiso, los sherpas y el oxígeno. También es cierto que bastan con ir a otra pared para no encontrar a nadie, pero el concepto de ir a la montaña se está contaminando. No es verdad que todos puedan hacer de todo.

N: La experiencia es necesaria para afrontar cualquier cosa en la vida, no solo el alpinismo.

R: En el último año ha aumentado muchísimo el uso de oxígeno en las expediciones. En los tiempos de Reinhol Messner se usaba mucho menos, lo que quiere decir que algo no funciona. Hay mucha gente sin experiencia que lo hace así, no sé cuál es su motivación. A un ochomil se va si tienes la capacidad. Si no te vas a un seismil, que es más satisfactorio.

«¡El problema es volver a casa tras una expedición y retomar la vida de verdad, eso sí es lo difícil!»

Después de tantos años dedicados a la montaña, ¿os planteasteis tener hijos alguna vez?
N:
Me lo preguntaban tantas veces que acabé respondiendo esto: al principio pensaba que era demasiado pronto, ahora que demasiado tarde, y en medio hemos vivido la pasión de la montaña.

¿El precio es alto?
N:
No, no es cuestión de precio alto. Fue una elección, decidimos dedicarnos a la montaña. Dicen que las mujeres tenemos un reloj biológico que de pronto suena y te entra el instinto de ser madre, quizá el mío está roto.

¿Cuál ha sido vuestra vivencia más dura en la montaña?
R:
No sabría decirte, todas mis expediciones han sido bonitas. He pasado por dificultades y momentos delicados, pero se olvidan. Somos nosotros los que elegimos estar ahí y siempre hemos vuelto a casa. Como es nuestras elección no puedo decir que hayamos tenido malas experiencias.

N: ¡El problema es volver a casa tras una expedición y retomar la vida de verdad, eso sí es lo difícil!

R: Lo malo es pagar las facturas en casa… todo eso. Lo que hacemos en el Himalaya es elegido, nadie nos obliga, así que es como si fueran unas vacaciones. Hay gente que viaja a las Maldivas y nosotros a un ochomil.

«El alpinismo invernal no me parece más complicado que hacer una salida de verano comprometida»

¿Quién es más fanático del alpinismo de los dos?
R:
Quizá a mí me apasiona más la dificultad. En cuanto a las salidas y al ambiente de montaña, creo que somos los dos iguales.

¿Y qué os parece el alpinismo invernal?
R:
Es muy bonito porque no hay nadie en toda la montaña. El problema es que hay que estar mucho tiempo en ella y para eso hace falta bastante dinero. Por lo demás, no me parece más complicado que hacer una salida de verano comprometida. Nosotros intentamos el Makalu una vez y tuvimos un mes entero de vientos de 300km/h, incluso en el campo base. Una noche llegó una gran tormenta que se llevó todo el material y tuvimos que volver a casa. Además, Nives se rompió una pierna bajando por un golpe de viento. Fue una experiencia dura pero bonita.

¿Cómo gestionasteis el accidente?
R:
Llevamos a Nives entre un amigo y yo por todo el glaciar durante dos días hasta el campo base. Fue la experiencia más guerrera que he vivido, Nives no es muy pesada pero fue un gran esfuerzo. Menos mal que luego vino un helicóptero y la llevó al hospital.

¿Cómo es vuestra vida “corriente”?
R:
Entre semana trabajamos y los fines de semana vamos a la montaña. Vivimos en ella, así que abrimos la puerta y podemos hacer actividad, no nos cuesta esfuerzo.

¿Qué proyectos tenéis ahora? ¿Quizá acabar los Catorce?
R:
No es importante pero sería bonito. Empezamos con ello sin creer demasiado, en medio vimos que éramos capaces y ahora estaría bien concluir.

«En la montaña me siento en mi mundo»

Hace unos años dejaste tu trabajo seguro para dedicarle más tiempo a la montaña y justo entonces caíste enfermo.
R:
¡Metí la pata! Hice esa elección porque no me daban permiso para marcharme de expedición a la montaña. Fue una decisión reflexionada que tomé justo antes de que me pusiera malo.

La montaña es vuestro medio…
R:
Estoy mejor en un campo base que en casa, en la montaña me siento en mi mundo. Me gusta compartirla con amigos pero solo también estoy bien, lo importante es estar allí.

N: Fuimos al Makalu un otoño y estábamos los dos solos, no había nadie más. Al principio le daba vueltas porque creía que un mes entero solos nos iba a dar para discutir mucho. Al final fue todo muy bien, no nos peleamos ni una vez, y cuando se lo dije me dio una respuesta de machito: “Si hubiese discutido con el cincuenta por ciento de la expedición hubiésemos tenido que volver a casa”. ¡Fue solo para estar allí!

Después de tantos años juntos seguro que tenéis un montón de batallitas.
N:
Estábamos en la cima del Everest y Romano me dijo que bajábamos directos hasta el campo base. Y yo le decía “¿Pero cómo?, ¡estoy cansada!”. Al final bajamos solo porque había una botella de Coca-Cola allí y se quería beber un vaso.

R: Soy una persona… ¿cómo se dice? ¡Impulsiva!

Comentarios
7 comentarios
  1. Si vas a una montaña y está saturada, ve a otra, hay un montón de montañas a las que no va nadie. Lo que pasa es que todo el mundo es muy autèntico, todo el mundo es: «yo desde siempre lo he hecho y el resto son unos domingueros»… queda muy guay ir de experto y criticar al resto.

  2. Demasiado dominguero paellero disfrazado de montañero del Decthlon hay ultimamente en la montaña. Y en el Himalaya turisteo ochomilero, esa es la triste evolución del alpinismo. Salut.

  3. Bellissima coppia di due veri alpinisti! Non chè dire que vengono assolutamente compartite le sue opinioni sulla massificazione e «turistificazione» degli ottomila. Salute e buone salite Nieves e Romano.

  4. El mundo, más les pese a los integristas, evoluciona así como el ser humano otra cosa es que no nos gusten las aglomeraciones, las basuras en los senderos, en las cumbres, en los refugios. La naturaleza no es patrimonio de nadie y en ello se incluyen las montañas, sí es verdad que la macificación a incrementado los accidentes y que en todo hay una desinformación formación palpable pero eso no se arregla poniendo cotos. Salut y Muntanya.

  5. Pués a mi me siguen pareciendo una afortunada (por su pasión compartida) y natural pareja de montañer@s con quienes comparto buena parte de su ‘filosofia’… Y la envidia que menciona el 1er ‘comentarista’ en todo caso se la tengo yo a ellos jajajaja. Sobre el ego no coment. Buen Año

  6. Jipilongui, ¿tú eres alpinista?. ¿Que es lo que no entiendes de estas dos afirmaciones?.

  7. «Cualquiera puede subir un 8mil». «El 8milismo invernal no tiene por qué ser más complicado». ¿Son ellos los que reparten el carnet de alpinista? Mierda de ENVIDIA y EGO alpinista.

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